Leyendo un artículo en el blog de Soleika Llop, titulado “el cáncer, creando un nuevo egrégor”, se me ha ocurrido escribir algo sobre el tema de los egrégores. De paso, sugiero un pequeño ejercicio para reciclar nuestra energía. Aunque suene un poco cósmico, la palabra egrégor significa alma colectiva, una especie de depósito, aunque podríamos llamarle centro de reciclaje, porque se encarga de recibir la energía que emitimos a diario y de abastecer a los que la necesiten. Un egrégor es un depósito que recibe energía de todas las emociones y pensamientos que el ser humano emite a diario. Así, como es lógico, tendremos dos tipos de egrégores, los que reciben los impulsos positivos (egrégor blanco) y los que reciben los negativos (egrégor negro). Imaginemos que estamos rezando, enviando corazones a alguien, mandando amor, amando, pensando en positivo, emitiendo felicidad, pues estaremos cargando el egrégor positivo, el llamado egrégor blanco. Este depósito abastecerá a las personas que requieran de ese tipo de energía, a los curanderos, por ejemplo o a todo el que se dedique a hacer el bien, a transmitir energía positiva a los demás. En cambio, si nuestros pensamientos o sentimientos son negativos, si nos centramos en pensar en una enfermedad, si odiamos, si envidiamos, si criticamos, si traicionamos, estamos cargando el llamado egrégor negro. Este depósito abastecerá a las personas que lo necesiten, los que se dedican a hacer daño a los demás, los que transmiten dolor. Dado que durante el día emitimos muchos sentimientos y pensamientos, y que nos cuesta controlar la mayoría de ellos, lo que yo os propongo es que dediquemos un mínimo de cinco minutos al día a mandar pensamientos o sentimientos positivos hacia alguna persona o hacia el planeta en general (puedes usar la Gran Invocación según la cábala). Podemos realizar una oración cualquiera pidiendo que la energía que se forme vaya a parar al egrégor blanco. O podemos imaginar que mandamos un ejército de corazones rosas al egrégor blanco para los lugares conflictivos del planeta. Cada pequeña aportación generará un gran beneficio y será como si estuviéramos reciclando nuestra energía.
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